¿Puede la pulsioximetría
ayudarnos a detectar aspiración?

En la evaluación de la deglución, buscamos constantemente herramientas que sean fiables, accesibles y fáciles de aplicar en el entorno clínico.

Una de esas herramientas, que genera cada vez más conversación, es la pulsioximetría.

Pero… ¿realmente puede ayudarnos a detectar la aspiración?

¿Qué nos dice la evidencia?

Hoy te propongo que lo exploremos juntas.

¿De dónde nace esta idea?

La pulsioximetría comenzó a considerarse como una herramienta clínica útil a partir de los años 90, cuando se empezó a observar que ciertos pacientes con disfagia presentaban caídas en la saturación de oxígeno (SpO₂) durante la alimentación, especialmente si aspiraban.

La lógica era aparentemente simple: si el bolo entra en la vía aérea, podría comprometer la oxigenación pulmonar y generar una desaturación.

Esta hipótesis se convirtió en una oportunidad. Si podíamos identificar aspiraciones mediante una señal objetiva, no invasiva y disponible en casi todos los entornos clínicos, podíamos detectar más casos (incluso silenciosos) y prevenir complicaciones como la neumonía aspirativa. ¿Parece prometedor, verdad?

¿Cómo ha evolucionado esta propuesta?

Desde entonces, numerosos estudios han intentado validar esta herramienta. 

Algunos de ellos reportaron asociaciones positivas entre aspiración y caídas de SpO₂. 

Por ejemplo, Sherman et al. (1999) encontraron que la pulsioximetría podía ser útil como parte del cribado en adultos con discapacidades neurológicas graves.

Sin embargo, otros estudios fueron más escépticos. Colodny (2000) comparó pacientes disfágicos con no disfágicos y concluyó que no existían diferencias significativas en la desaturación durante la alimentación, lo que ponía en duda su valor diagnóstico.

De hecho, varias revisiones sistemáticas como la de Britton et al. (2018) han resaltado la inconsistencia metodológica entre estudios, especialmente por la falta de un criterio unificado para definir qué se considera una desaturación significativa (¿2%? ¿3%? ¿más?)

¿Y qué sabemos hoy?

Un estudio reciente publicado en European Archives of Oto-Rhino-Laryngology (2024) comparó de forma directa la pulsioximetría con la videofluoroscopia (VFSS) en pacientes con disfagia tras un ictus y en personas sanas.

¿Qué descubrieron?

  • En consistencia líquida (IDDSI-0), un descenso ≥2% en la SpO₂ se asoció significativamente con aspiración: sensibilidad del 60.9%, especificidad del 100%, AUC = 0.83. Esto significa que cuando hay desaturación, es muy probable que haya aspiración (aunque también puede haber aspiraciones que no producen desaturación).

  • En consistencia semisólida (IDDSI-4), la cosa cambia: sensibilidad 0%, especificidad 79.5%, AUC = 0.48. En este caso, la pulsioximetría no logró detectar ningún caso de aspiración confirmado por VFSS.

Además, los autores observaron algo muy interesante: en algunos pacientes sin aspiración visible durante la VFSS, hubo caídas de SpO₂. 

Esto nos recuerda que no toda desaturación implica aspiración, y que otros factores pueden interferir (esfuerzo respiratorio, microaspiraciones no captadas, artefactos técnicos…).

Entonces… ¿sirve o no sirve?

Como en casi todo en clínica, la respuesta es: DEPENDE.

La pulsioximetría no es (ni pretende ser) una herramienta de diagnóstico definitivo. 

No sustituye a la videofluoroscopia ni a la fibroscopia, pero puede ser útil como complemento en ciertos contextos:

– Cuando evaluamos pacientes que no toleran pruebas instrumentales.
– Cuando hacemos seguimiento a lo largo del tiempo.
– Cuando integramos varios indicadores clínicos (tos, cambios en la voz, aclaramiento laríngeo…).
– Cuando trabajamos en entornos con recursos limitados.

Eso sí, conviene usarla con cautela y criterio clínico, sabiendo que:

  • Una desaturación ≥2% tras un bolo líquido puede hacernos sospechar.

  • La ausencia de desaturación no excluye aspiración (sobre todo si es silente).

  • Con semisólidos, la pulsioximetría pierde utilidad diagnóstica.

Quizás la pregunta no sea si la pulsioximetría detecta aspiración o no. 

Tal vez la clave está en preguntarnos:

– ¿Qué papel le damos en nuestras valoraciones?
– ¿Cómo la combinamos con otras observaciones?
– ¿La utilizamos como señal de alerta temprana, o esperamos que nos dé una respuesta definitiva?

Como profesionales que trabajamos con personas en situación de vulnerabilidad, necesitamos herramientas, sí. 

Pero sobre todo necesitamos criterio clínico, razonamiento y lectura crítica de la evidencia

La pulsioximetría puede ser una aliada si sabemos cuándo y cómo usarla.

¿Quieres tener este recurso a tu alcance?

Te invito a descargar esta guía gratuita sobre el uso de la pulsioximetría durante la evaluación de la deglución.

Referencias: 
  • Bengisu, S. et al. (2024). Comparative analysis of videofluoroscopy and pulse oximetry for aspiration identification in patients with dysphagia after stroke and non-dysphagics. European Archives of Oto-Rhino-Laryngology.

  • Britton, D. et al. (2018). Utility of pulse oximetry to detect aspiration: an evidence-based systematic review. Dysphagia.

  • Colodny, N. (2000). Comparison of dysphagics and nondysphagics on pulse oximetry during oral feeding. Dysphagia.